Blockchain (literalmente, cadena de bloques) es la tecnología subyacente del bitcoin, la criptomoneda de moda. El bitcoin, en sí mismo, es interesante, pero no supone un gran revulsivo para el grueso de la sociedad o para la economía mundial. No así el blockchain. Éste permite realizar transacciones financieras entre dos participantes de manera segura, confiable e irreversible, sin necesidad de utilizar un intermediario para establecer una relación de confianza entre las partes. Esta eliminación de intermediarios permite, en primer lugar, un evidente ahorro de costes.

Además, a través del blockchain, los datos de las transacciones son imposibles de falsificar una vez registrados. Tampoco se pueden borrar, y además la base de datos contiene un histórico de todas y cada una de las operaciones. «Las transacciones son públicas pero anónimas; no se pueden asociar a nadie», matizan fuentes del sector. Por otra parte, una blockchain puede ser pública o privada. En el segundo caso, el nivel de transparencia se mantiene. La diferencia es que sólo pueden acceder a esa red personas autorizadas.

El primer sector en comenzar a probar esta tecnología fue el financiero. Pero si el principal intermediario son los bancos, ¿dónde está la oportunidad de negocio para estos? El blockchain permite registrar cualquier tipo de transacción financiera, no sólo dinerarias. Aquí entran en juego los llamados smart contracts o contratos inteligentes, que abren un sinfín de nuevas oportunidades de negocio para las entidades. «Al usar blockchain como fuente de información, estos contratos inteligentes pueden ser válidos para custodiar activos y garantizan la neutralidad», apunta Luis Pastor, socio de Consultoría Tecnológica e Innovación de Grant Thornton. También se pueden registrar bonos, acciones, transferencia de propiedades y cualquier tipo de derecho u obligación. Incluso titulizaciones totales o parciales.

Santander estima que el uso de las tecnologías blockchain puede suponer para el sector un ahorro de 20.000 millones de dólares para 2022. Y BNP Paribas va más allá y se atreve a comparar este invento con el de la máquina de vapor o el motor de combustión.
Hoy por hoy, el desarrollo del blockchain se orienta a dos usos fundamentales: la eficiencia en los procesos de negocio, gracias a la aplicación de sus características implícitas -inmutabilidad, trazabilidad, seguridad, robustez, consenso distribuido y transparencia-; y la definición de nuevos modelos de negocio que resuelvan necesidades de los consumidores y de la sociedad, fomentando plataformas basadas en la economía colaborativa y en modelos peer to peer.
En particular, el sector industrial ha descubierto que este sistema hace posible la trazabilidad total de un producto, desde que se fabrica hasta que lo compra un consumidor final.
Además, el sector energético es otro de los sectores en los que mayor actividad se está llevando a cabo en este ámbito. Aquí destacan iniciativas de tráding energético, donde ya se plantea la creación de un consorcio a nivel europeo. También se está trabajando en la ideación de nuevos modelos de negocio alrededor del coche eléctrico.
Otra industria que ha encontrado aplicaciones para el blockchain es la pesquera, en concreto, la pesca de atunes es Islandia. Y la farmacéutica. Y la armamentística. Y la tecnológica, para el recuento de votos de las elecciones. Y el asegurador, que encuentra al fin una vía eficiente de ofrecer microseguros.
A más largo plazo, el blockchain puede llegar a redefinir nuestro sentido de la privacidad en Internet. La start up Nodalblock permite crear identidades digitales seguras para cualquier entorno digital, con tecnología basada en la red Ethereum. A largo plazo, el blockchain podría ayudar a generar una identidad digital única para cada individuo.

Esta tecnología será clave también para el despliegue de la llamada Industria 4.0. «Las máquinas podrán negociar entre ellas, hacer pagos o encargar suministros por sí solas», vaticina Oscar Lage, responsable de Ciberseguridad del centro tecnológico Tecnalia y coautor del libro Blockchain: La revolución industrial de Internet. En otras palabras, las fábricas podrán ser autónomas.

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