Artistas y ‘startups’ confían en la tecnología para redactar contratos más justos y cobrar con criptomonedas por canciones que se distribuirán sin intermediarios aprovechando la tecnología Blockchain.
La industria de la música no ha cambiado en lo esencial en los últimos cien años. Su modelo de negocio se ha mantenido a pesar de las modificaciones que han experimentado los sectores con los que se relaciona y la sociedad de la que provienen sus consumidores. Ahora, los datos proporcionan una oportunidad única para acabar con este inmovilismo. Métodos como el blockchain pueden impulsar mejoras sin precedentes, para los artistas y para los oyentes. La edición de 2018 del Sónar+D, el congreso tecnológico del festival homónimo que se celebrará en Barcelona entre el 13 y el 16 de junio, se ocupará de este reto con una profundidad inédita.
Heap lanzó al mercado en 2015 una canción en colaboración con la startup de blockchain Ujo, Tiny Human, por la que el público podía pagar usando la criptomoneda Ether. Además, un contrato inteligente dividía automáticamente los ingresos obtenidos con este single entre ella y sus colaboradores. La carrera de Imogen Heap muestra la doble vía que puede seguirse para lograr estos objetivos: la venta directa de música por parte de sus autores y la recopilación de enormes volúmenes de información que, actualmente, está dispersa y desorganizada.
El Sónar+D explorará ambas vertientes en esta convocatoria. De la primera, es decir, de la distribución comercial de canciones y álbumes sin intermediarios —sellos, editores, etc.— se encargan empresas y plataformas como Ujo o Aragon, fundada por Luis Cuende, invitado al congreso de la capital catalana. También productores como Gramatik, con una sólida obra electrónica en su haber, la posibilitan, por ejemplo, al poner en funcionamiento la moneda virtual GRMTK, con la que se han llevado a cabo operaciones por un valor superior a los dos millones de euros.
Heap ha diseñado un punto de arranque que ella llama “pasaporte creativo”, para que los músicos lo rellenen con detalles sobre sus canciones, remezclas, etc. Éste sería el inicio de la cadena que revolucionaría este sector.

